La noticia de la muerte de Eluana Englaro sacude la conciencia del más insensible. Depués de 17 años en estado vegetativo, al fin se ha acabado una pesadilla no sé si para ella pero seguro que para su familia y amigos. Diecisiete años! Qué barbaridad!
Uno se pregunta: porqué esperar tanto? porqué no dar un final digno para una vida que ya no es vida? qué sentido tiene alargar la existencia inútil por el simple hecho de mantener un cuerpo "vivo"?
Bien es cierto que no conozco los detalles del caso concreto. Puede que hubiera motivos para hacerlo, que hubiera alguna esperanza, no lo sé.
Lo cierto es que en un momento dado se suspende la alimentación y la muerte se produce en tres días.
Ahora muchos se rasgan las vestiduras. La iglesia, algunos políticos de dudosísima reputación, hablan de "asesinato", qué hipocresía.
Cada persona debiera tener el derecho inalienable de poder elegir la forma y el momento de poner fin a su vida y nadie puede interponerse a semejante decisión.
Ahora en nuestro país se puede dictar un testamento vital, un documento en el que dejamos claro que si llega el caso y no podemos manifestar nuestra voluntad, pueden dejar de mantenernos vivos y dejarnos morir en paz. Es un documento fácil de registrar, sin notarios, y puede ser modificado en cualquier momento y en cuantas ocasiones se quiera.
La vida es un regalo, no sé de quién, pero un regalo que nos pertenece a cada uno y por tanto podemos hacer con él lo que queramos. Los regalos son así, no podemos obligar a nadie a que le guste ni a que lo guarde indefinidamente.
Habrá que hacer ese testamento, puede que sea el único pues no tengo nada más que legar.
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