Hace pocos días estuvo en Jerez de visita mi amigo Michel, un francés hijo de padre español exiliado de la guerra civil y de madre belga, afincado en Evreux, en la Normandía, a 80 kms. de París. Hacía cuatro años que no lo veía, pero fue como si nunca nos hubiéramos separado, esa sensación que se tiene pocas veces y con muy pocos amigos.
Estuvimos juntos de paseo por el centro de Jerez, una ciudad que le resultaba difícil reconocer, ya que hacía mucho tiempo que no la visitaba.
Hablamos de muchas cosas, de Francia, de España, de Sarkozy y de su mujer, de Zapatero, de la crisis que azota ambos países pero allí menos que aquí, (él acaba de prejubilarse con una pensión inimaginable en nuestro país).
Al final nos dejamos de política y nos dedicamos a comer y terminamos los dos casi ciegos.
Mucha gente piensa que los franchutes son unos ciezos y que nos miran por encima del hombro, pero Michel es un tio encantador, cariñoso como pocos y un enamorado de España, más bien de Andalucia.
Ojalá me leas desde tu bonita casa normanda, dale un beso a tu maravillosa mujer bretona, a tus dos hijos y a tus nietos.
Aqui tienes tu casa.
Hola,he llegado hasta aquí a través de un enlace y me ha sorprendido este post.Mi madre ya fallecida tuvo un hermano llamado Julio que se exilió a Francia .Este tio mio tuvo varios hijos y entre ellos uno llamado Michel.Creo que estuvo en la Legión Francesa y como el mundo es un pañuelo espero detalles de este Michel amigo suyo.Atte.
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