El próximo domingo tenemos una cita con las elecciones al parlamento europeo.
-Tenemos, he dicho?
-Bueno, yo no tengo ninguna cita, al menos obligatoria, que yo sepa.
Parece como si fuera una obligación ir a votar, como si la abstención no fuera un derecho, pero afortunadamente lo es.
Paso olímpicamente de votar en las europeas. No creo en la Europa que nos intentan vender, ni en la Constitución europea que en su día fracasó. Creo en una Europa federal, política, soberana, económica y sobre todo social, no en esta pantomima que sólo sirve para mantener a más políticos "chupando del bote".
Los partidos políticos españoles, o sea, el PP y el PSOE, se enzarzan en una batalla electoral como si en ello les fuera la vida, pero en el fondo lo único que hacen es sondear cómo están sus diferencias de electores, aprovechar para tirarse más tiestos a la cabeza y colocar a gente de sus filas que no sabían muy bien qué hacer con ellos.
Es una pena, pero nuestros políticos, con sus actos y con sus palabras, están consiguiendo que cada vez tenga más asco a votar, que cada vez me interese menos todo, que cada vez crea menos en las ideologías y en las personas, lo que me entristece bastante.
Por eso, por ese hastío que me provocan Rajoy y Zapatero, no voy a votar en las europeas.
Paso.
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